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sábado, 18 de marzo de 2017

Él está debajo de tu cama

He estado acostado por horas. Son las 5:35 a.m. y no hay mucho que pueda hacer. ¿Saben cuál es la peor parte de mi situación? Estoy en el mismo cuarto que mis padres. Aún me ven, y no puedo hacer más que devolverles la mirada y tratar de no gritar. Sus ojos están concentrados en mí y sus bocas totalmente abiertas. Hay un fuerte hedor a sangre y me siento paralizado por el terror.

Aquí está el problema. Si una persona me dice que no estoy soñando, estaré perdido completamente. Será mi muerte y no habrá nadie para salvarme de ello. He intentado pensar en alguna salida, pero la única idea que tengo es correr a la puerta y huir gritando por ayuda, con la esperanza de que algún vecino me oiga. Es riesgoso, aunque si me quedo aquí, es seguro que moriré. Él está esperando a que despierte y vea su obra maestra.

Hace alrededor de tres horas escuché un grito del otro lado de la casa. Me levanté y fui a revisar de dónde provenía, cuando me di cuenta de que debía ir al baño. En vez de hacer lo inteligente y continuar investigando, fui al baño. Había sangre en la alfombra. Me preocupé mucho y corrí de vuelta a mi cuarto, escondiéndome bajo las sábanas como el cobarde que era. Traté de obligarme a volver a dormir, que aquello solo era un sueño muy vívido

Pero escuché la puerta de mi cuarto abrirse. Como un niño aterrorizado, di un vistazo por abajo de las sábanas para ver qué estaba ocurriendo. Pude ver algo arrastrando los cuerpos de mis padres dentro de la habitación. No era humano, eso se los puedo asegurar. No tenía pelo. Sin ojos y sin ropa, se paseaba como un cavernario, con su espalda encorvada en lo que movía a mis padres. Pero esta cosa era más inteligente que cualquier cavernícola. Estaba consciente de lo que hacía.
Dejó a mi padre al pie de la cama con su cabeza sobresaliendo de una orilla, viendo en dirección mía. Después sentó a mi madre en una silla apuntando de igual manera hacia mí. Empezó a frotar sus manos contra la pared manchándola de sangre, como si escribiera algo. Esta cosa había hecho lo que probablemente llamarían una pieza de arte. Para terminarla, dejó un mensaje en la pared que no podía leer en la oscuridad.

Se colocó debajo de mi cama esperando hacer su siguiente movimiento; ha estado ahí desde entonces. Lo que más me aterra en estos momentos, es que mis ojos se ajustaron a la oscuridad desde que eso ocurrió, ya puedo leer el mensaje en la pared. No quiero verlo, porque es atemorizante pensar en ello. Cada vez que lo leo mis ojos se cargan de lágrimas y mi respiración acelera, pero intento mantener la calma, no quiero que me escuche. Aquella frase resuena en mi cabeza, sé que estás despierto.